Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación

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“La CRES 2018 señaló que la educación superior es parte del derecho humano a la educación y debe ser garantizada por el Estado”

Se realizó la semana pasada en Córdoba, Argentina, la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (CRES) 2018, evento que reunió a rectores y rectoras, directores y directoras, académicas/os, docentes, estudiantes y representantes de numerosas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, con miras a analizar y debatir sobre la situación del sistema educativo superior en la región y delinear un plan de acción para la próxima década.

19 de junio de 2018

Foto: Universidad Nacional de La Plata

daporta 0En este marco, entrevistamos a Eva Da Porta, docente e investigadora del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba, quien acompañó algunos de los debates de la Conferencia y comparte a continuación un balance de los principales retos y avances de la educación superior en la región, que se destacaron durante el evento.

¿En cuáles paneles y actividades de la Conferencia has participado y qué balance haces de estas discusiones?

Participé en la mesa inaugural de la jornada de la CRES, y fue particularmente interesante porque marcó los diversos posicionamientos de la Universidad Nacional de Córdoba, de representantes de la CRES y de UNESCO respecto del lugar de la educación Superior en el contexto actual. Este momento tuvo una clara dimensión política, no solamente en relación a la educación universitaria en América Latina, sino también en lo que toca a la política nacional argentina, donde se evidenció una tensión fuerte con el gobierno del presidente del país Mauricio Macri, que es claramente de corte neoliberal. En este punto, se destacó el posicionamiento del ex rector de la Universidad Nacional de Córdoba, Francisco Tamarit, quien, respondiendo a una funcionaria de “Cambiemos” que hizo una afirmación muy desafortunada sobre que “no habría que abrir más universidades, porque los pobres no llegan a la universidad”, planteó que si la pobreza es un problema para el acceso a la universidad, lo que hay que resolver es la pobreza, y no cerrar las universidades.

Esta apertura estableció el tono político de la Conferencia y contó con la presencia del Ministro de Educación de Argentina, Alejandro Finocchiaro, quien fue silbado por el público y terminó no pudiendo hablar y tratando de fascistas a las y los estudiantes y docentes que lo interpelaban. A su vez, el rector de la Universidad Nacional de Córdoba, Hugo Oscar Juri, destacó la necesidad de retomar las banderas de la reforma universitaria de Córdoba en el 1918, y durante todo el evento, se relacionó la discusión de la CRES con el aniversario de 100 años de dicha reforma. También se destacó la temática de la interculturalidad y el diálogo de saberes especialmente en el marco de la Conferencia inaugural pronunciada por el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos tituladad: “Los dolores que quedan son las libertades que faltan”. En esta ocasión, se profundizó en el contenido del manifiesto de 1918 que planteó la reforma universitaria de Córdoba y se definió claramente el posicionamiento que debe tener la universidad frente al modelo neoliberal, como espacio no solo de resistencia, sino también de proposición política.

Su ponencia también señaló claras líneas de trabajo en el sentido de abrir la universidad a los sectores populares excluidos en una perspectiva de diálogo de saberes. Fue el momento más político de la ceremonia inaugural.

Luego, participé en mesas referidas a los desafíos de la educación superior frente a las nuevas tecnologías, la democratización del conocimiento, el conocimiento abierto y los desafíos de la cooperación sur-sur para la educación superior. En estos espacios se subrayaron como ejes: la preocupación por el avance de la mercantilización de la educación superior, el reclamo de la centralidad del Estado como garante de derechos y el reconocimiento de la educación superior como parte del derecho a la educación.

Asimismo, participé en la dinámica de simposios, donde se trabajaron y se discutieron siete ejes temáticos distintos que deberían constar en la declaración final de la CRES, a partir de documentos trabajados en otras instancias previas por docentes e investigadores. En estos espacios, pudimos analizar los objetivos propuestos y presentar y plantear críticas o la reestructuración de los objetivos previstos para los distintos ejes. Participé particularmente en el simposio sobre la investigación científica y tecnológica y la innovación como motores del desarrollo humano, económico y social para América Latina y el Caribe (simposio/eje de número 5), donde se abordaron temas polémicos respecto de la propiedad del conocimiento, la relación entre empresas y universidades, los avances de la privatización y la defensa del conocimiento como un bien público.

¿Cuál es la importancia de esta Conferencia y qué implicaciones tiene este debate para el movimiento académico y estudiantil-universitario a nivel regional?

La Conferencia fue un espacio significativo de encuentro y posibilidad de intercambio, cooperación y debate sobre el rol de la educación superior hoy. Han sido muy interesantes los espacios donde se pudieron desarrollar discusiones y opiniones contrapuestas en torno a los puntos neurálgicos de esta cuestión y que requieren de la tarea cooperativa para enfrentarlos los problemas mas acusiantes. El evento dejó clara la necesidad de que las universidades se pongan en vínculo con otras universidades y no solamente a nivel de las y los rectoras/es, si no a nivel de facultades, equipos de investigación, redes de docentes y estudiantes. Si bien la figura de las y los rectoras/es de las universidades fue bastante determinante en la conformación de los paneles, hubo también lugar para expertas/os y estas otras instancias de diálogo e intercambio como foros, simposios y mesas, donde también investigadoras/es, estudiantes, docentes, personas provenientes de distintas regiones y de la sociedad civil pudieron participar, planteando sus perspectivas críticas y propuestas. Creo que en este espacio se fue evidenciando que determinados problemas son compartidos y que es necesario trabajar la cooperación sur-sur, como plantea Boaventura, con miras a plantear estrategias para enfrentar las dificultades y desafíos que plantea la realidad de la region. También se reafirmó en los distintos espacios la idea de que la educación superior es parte del derecho humano a la educación y debe ser garantizada por el Estado y ese es un punto muy importante que debe guiar las estrategias compatidas.

¿Cuáles son los principales desafíos y avances de la enseñanza universitaria a nivel regional, según los diálogos de la Conferencia?

El desafío destacado más importante, y que se incluye en el documento final del evento, es el de enfrentar la mercantilización de la educación universitaria, que aparece como una problemática bien marcada de estas últimas décadas. Asimismo, se abordó cuáles son las herramientas con las que contamos hoy y los posicionamientos políticos que hay que asumir para la defensa de la educación como un bien común. Otro desafío subrayado es la demanda por más participación de las mujeres y el reclamo contra el actual tono patriarcal de la universidad. Este eje se filtró en todas las mesas en que participé. Aunque no fue un eje convocante si claramente fue un eje emergente. También se señaló la relevancia de la participación de las comunidades indígenas, afro descendientes y campesinas en reivindicar el reconocimiento de otros modos de producción de conocimiento que no deben ser formateados por el modelo de la universidad tradicional, sino que debe haber un espacio de diálogo. Creo que los tres ejes más significativos a destacarse fueron: la cuestión del financiamiento y la mercantilización de la educación; la cuestión de género; y el diálogo de saberes, así como la necesidad de que la universidad revea sus estrategias y vínculos con las comunidades indígenas, afro descendientes y campesinas que están construyendo sus propias universidades.

¿Cuál es el rol de la academia y la educación superior en la transformación de nuestras sociedades para que sean más justas, sostenibles e igualitarias?

Participantes de la Conferencia enmarcaron que la autonomía universitaria es importante, pero el fin último de las universidades es contribuir con sociedades más justas e igualitarias. Eso me pareció también significativo en el marco de la discusión por la reforma universitaria, donde se valora la autonomía universitaria como un requisito para la democratización y la pluralidad del conocimiento, pero también la necesidad de pensar la universidad inserta en la sociedad con miras a generar transformaciones sociales hacia la igualdad y la construcción de sociedades sostenibles y justas. Este debate fue planteado no solo por expositoras/es, sino también por participantes de la CRES. Respecto del interrogante en torno de la pregunta sobre el rol de la universidad si bien se escucharon algunas voces mas cercanas al mercado o a la rentabilidad, creo que se impuso la reivindicación de su rol social y político en la transformación de las sociedades en busqueda de justicia y de equidad. Si bien su rol tradicional vinculado a la producción del conocimiento estuvo presente en los debates, se indagó acerca de qué se entiende por conocimiento, cómo se produce ese conocimiento y quiénes serían sus destinatarios.

La problemática del contexto neoliberal y las tendencias a la privatización y producción de conocimiento útil para generar ganancias también se enfatizó, demostrándose que el modelo neoliberal estimula la construcción de un tipo de conocimiento que pueda ser vendible y mensurable como una mercancía, que de ganancias. Si bien algunas voces estuvieron a favor de esta perspectiva, fue cuestionada en muchos espacios y escenarios de la CRES, y se planteó, no solo la necesidad de contar con instrumentos y estrategias para favorecer el acceso igualitario a la universidad, sino también para garantizar la permanencia y el egreso de la enseñanza superior, así como la posibilidad de que estos conocimientos tengan una utilidad social, más allá de las ganancias que generen, especialmente siendo útiles para aquellos sectores que más necesitan el conocimiento para el desarrollo inclusivo e igualtario.

Si bien se plantearon debates, porque había la presencia de universidades privadas, y expositores a favor de un modelo mas de tipo mercantilista creo que el tono dominante fue el reclamo por el reconocimiento del derecho humano a la educación y la necesidad de implementar políticas y estrategias concretas para garantizarlo. Hubo también un reclamo fuerte por el desarrollo de planes estratégicos concretos para favorecer el acceso a la educación, el fortalecimiento de las universidades públicas, las redes de investigadoras/es y de estudiantes, y un conjunto de estrategias concretas de producción de conocimientos, de regulaciones y acuerdos entre las universidades, para la protección de este patrimonio común que es el reconocimiento y la posibilidad del acceso, del transito y del egreso universitario de la mayoría de la población.

¿Cómo garantizar la educación superior como derecho humano fundamental y desde la perspectiva de derechos en un escenario regional con fuertes tendencias a la privatización e instrumentalización de esta etapa de enseñanza?

Creo que en relación al momento político particular que esta atravesando la región, no es menor que en la CRES mayoritariamente se haya reconocido el derecho a la educacón como un derecho fundamental y que se haya planteado como una amenaza para su logro las tendencias privatizadoras y el avance de la lógica mercantil asi como se reconoció el rol central de los estados y de las políticas publicas para su logro. Si bien, como se planteó estas declaraciones no son suficientes y requieren de planificaciones estratégicas, ha sido significativo que el foco de la CRES haya estado allí y no en la discusión sobre la calidad académica u otros temas como la innovación o la internacionalización, que si bien son importantes son consecuencia quizás de esos fundamentos primeros. Asimismo se evidenció la necesidad de un trabajo colaborativo y en red para el desarrollo de estrategias que pueden ir en esa linea y que puedan evaluarse de acá a diez años cuando la nueva CRES se desarrolle y no haya sido solo una cuestión declamada. De hecho, en la CRES 2018, se planteo con claridad la necesidad de contar con instrumentos y planes de acciones concretas para logar esos puntos de acuerdo que se plamaron en la declaración final que reconoce a la eduación superior como un derecho universal, un bien público y un deber de los estados. Ojalá que en esta ocasión no queden esos principios en una mera declaración y se pueda avanzar en el logro y evaluación de los objetivos propuestos que son muy potentes si efectivamente se implementan.